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El Gran Foro del Libro Colombiano: notas, apuntes y discusiones clave

Nos fuimos a este evento ayer y creemos que compartir nuestras notas podría ayudar con la memoria del evento.

Equipo de Chibalete Editores

7/19/202414 min leer

El Gran foro sobre libro colombiano

Este foro, que tuvo lugar ayer (18 de julio de 2024), al mismo tiempo que presentó un panorama amplio de la discusión sobre el proyecto de ley sobre el ecosistema del libro en el país, creemos que quedó en deuda sobre un par de asuntos clave (sobre estos volveremos en otra entrada). Pero, antes que entrar a polemizar con un evento realmente importante para el sector editorial en el país, en esta entrada queremos compartir nuestras notas sobre ese evento para que, ojalá, ayuden a una memoria de las discusiones.

Resumen de puntos clave y discusiones

Introducción y contexto

El evento, parte de una serie organizada por cuatro organizaciones (Cámara Colombiana de la Edición Independiente, Asociación Colombiana de Libreros Independientes, Asociación Colombiana de Literatura Infantil y Juvenil y Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia), se centró en los proyectos legislativos que afectan al ecosistema del libro, particularmente el Proyecto de Ley 427.

Comentarios de apertura:

El foro tuvo como objetivo debatir sobre Proyecto de Ley 427 y sobre la Ley General de Cultura, enfatizando la necesidad de amplias discusiones sectoriales y la coordinación entre varias organizaciones para fortalecer el ecosistema del libro.

Intervenciones:

Ana María Aragón (ACLI): enfatizó la necesidad de revisar el borrador de la ley del libro para abordar sus falencias y carencias, destacando la importancia de la colaboración entre diferentes sectores. Su tesis central giró en torno a la responsabilidad compartida de acercar el libro y la lectura a la ciudadanía, y la necesidad de pasar de la discusión a la acción concreta para mejorar el sector editorial en Colombia.

Carolina Rey (ACLJ): subrayó la importancia de la promoción, protección y fortalecimiento del ecosistema del libro infantil y juvenil. Su discurso se centró en la defensa de la libertad de edición, la libre circulación del libro y los derechos de autor, destacando la necesidad de una ley que contemple claramente los roles y funciones dentro de la cadena de valor del libro.

Nicolás Morales (ASEUC): abordó la estabilidad que ha proporcionado la participación universitaria en la edición de libros, comparando favorablemente a Colombia con sus países vecinos. Señaló que la discusión gremial y la colaboración institucional son claves para el desarrollo del ecosistema del libro, y que la estabilidad en las reglas del juego es fundamental para la sostenibilidad del sector.

Silvia Castrillón (CCEI): resaltó la inédita colaboración entre organizaciones independientes para abordar los problemas históricos del sector del libro. Su tesis central fue la necesidad de declarar el libro como un bien cultural, patrimonial y económico, y la importancia de definir claramente todos los actores y procesos en la creación y circulación del libro para una legislación efectiva.

Perspectiva legislativa

Sergio Becerra: Representando a la senadora Aída Avella, Sergio Becerra enfatizó la importancia de integrar los esfuerzos legislativos con las necesidades del sector del libro. Propuso archivar el actual borrador de ley en favor de un enfoque más comprensivo que tome en cuenta las opiniones y necesidades de todos los actores involucrados, promoviendo así un consenso amplio y democrático.

Contribuciones institucionales

Adriana Martínez-Villalba García, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia: destacó la integración de la Biblioteca Nacional con la oficina del libro y literatura del Ministerio de Cultura, centrando su tesis en tres conceptos clave: acceso, protección y diversidad. Subrayó la importancia de garantizar el acceso al libro en todo el país, proteger los espacios de acceso y fomentar la diversidad en la producción editorial.

José Diego González (CERLALC): ofreció el apoyo y conocimiento de CERLALC, subrayando la importancia de pensar en el ecosistema del libro como un sistema complejo de interrelaciones. Su tesis se centró en la necesidad de políticas públicas sostenibles y consensuadas, que equilibren la representatividad y la participación con la capacidad de ejecución.

Perspectivas académicas

Wilson Colmenares (Observatorio Editorial Colombiano): abogó por un enfoque teórico y metodológico para definir el valor cultural, social y económico del libro, resaltando la importancia de metodologías mixtas con impacto social. Su tesis central fue la necesidad de una investigación constante y la creación de tecnologías abiertas y colaborativas para fortalecer el ecosistema editorial colombiano.

Ana Cecilia Calle (Universidad Javeriana): enfatizó la importancia de la educación y la investigación en la profesionalización del sector editorial. Su tesis se centró en la necesidad de flexibilizar los procesos educativos y fortalecer los proyectos comunitarios para sostener un deseo colectivo por el conocimiento y el libro, destacando el valor de la construcción social en la cadena productiva del libro.

Preocupaciones y propuestas generales

Se discutió significativamente sobre la necesidad de una ley que declare el libro como un bien cultural, patrimonial y económico.

Se enfatizó la definición precisa de todos los actores y procesos en el ciclo de vida del libro, abordando la asignación del ISBN y asegurando el acceso comercial a los libros a nivel nacional.

  1. Se destacó la necesidad de reglas claras del mercado, la participación universitaria en la investigación y regulaciones flexibles pero efectivas.

  2. Se debatió la propuesta de una 'Biblioteca Familiar', con preocupaciones sobre su potencial para transformar al estado en editor y afectar el presupuesto para bibliotecas públicas.

Debemos apuntar que, si bien en el evento estuvo el actual presidente de la Cámara Colombiana del Libro, su participación no varió mucho de lo que había dicho ya en la 3ra sesión de estos encuentros sectoriales.

Intervención del ministro de cultura Juan David Correa

La necesidad de consenso y participación diversa

En su intervención, el ministro de Cultura, Juan David Correa, subrayó la importancia de construir acuerdos a través del diálogo sincero y participativo. Destacó que la sociedad colombiana necesita vencer las desconfianzas y crear un ambiente propicio para los acuerdos, un objetivo fundamental para el gobierno del cambio que representa. Correa cuestionó por qué se presentó el borrador de la ley del libro sin un consenso previo y sin consultar a los actores relevantes del sector, incluyendo entidades como el Ministerio de Cultura, la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Educación.

El ministro enfatizó que la construcción de una sociedad inclusiva y democrática requiere de conversaciones sinceras y abiertas, donde se consideren todas las voces y perspectivas. La falta de consenso no solo genera desconfianza, sino que también limita la eficacia de las políticas públicas. Correa abogó por la necesidad de establecer mecanismos de participación constante y transparente, donde todos los actores del sector del libro, desde grandes editoriales hasta pequeños libreros y autores independientes, puedan contribuir y ser escuchados.

Además, resaltó que una gobernanza participativa es esencial para el desarrollo de una política pública que realmente responda a las necesidades del sector. El Consejo Nacional del Libro fue mencionado como una plataforma clave para facilitar este diálogo y colaboración. La participación activa en este consejo permitirá abordar los problemas de manera conjunta y diseñar estrategias que beneficien a toda la cadena del libro.

Correa hizo un llamado a superar las desconfianzas y fomentar una cultura de colaboración y consenso. Solo a través de la participación inclusiva y el diálogo abierto se pueden lograr los cambios necesarios para fortalecer el ecosistema del libro en Colombia y construir una sociedad más culta y equitativa.

Actualización de la ley del libro

Durante el foro, el ministro Juan David Correa destacó la necesidad imperante de actualizar la ley del libro de 1993. Según Correa, la legislación vigente, aunque ha traído beneficios significativos al sector, ya no responde a las realidades y desafíos actuales debido a los cambios drásticos en la tecnología, la economía y la sociedad. La inclusión de nuevos actores en la cadena del libro, como pequeñas editoriales independientes, autores autopublicados y plataformas digitales, exige una normativa que refleje y apoye esta diversidad emergente.

Correa subrayó que la actualización de la ley debe basarse en un proceso inclusivo y participativo. Esto implica consultar y considerar las opiniones de todos los actores del sector, desde grandes editoriales hasta pequeños libreros y autores independientes. El objetivo es crear una ley que no solo fomente la producción y distribución de libros, sino que también promueva la lectura y la accesibilidad a la literatura en todas las regiones del país.

El ministro también hizo hincapié en que la nueva legislación debe reconocer y apoyar los cambios tecnológicos que están transformando la industria. La digitalización y la inteligencia artificial, por ejemplo, ofrecen nuevas oportunidades para la creación y distribución de contenidos, y la ley debe facilitar su integración de manera que beneficie a todos los actores del ecosistema del libro.

En resumen, la actualización de la ley del libro es vista como un paso crucial para garantizar que la industria editorial colombiana pueda adaptarse y prosperar en el siglo XXI. Este proceso debe ser inclusivo y reflejar las necesidades y aspiraciones de todos los involucrados en la cadena del libro.

La fragmentación del ecosistema del libro

Uno de los puntos críticos abordados por el ministro Juan David Correa fue la fragmentación del ecosistema del libro en Colombia. Según Correa, aunque se habla de una "cadena del libro", en realidad existe una serie de componentes desconectados que no funcionan como un sistema cohesionado. Esta fragmentación impide que la industria opere de manera eficiente y sostenible, lo que plantea la necesidad de reconstruir y fortalecer estos vínculos para crear un ecosistema del libro más integrado y funcional.

El ministro señaló que la falta de cohesión y cooperación entre los diferentes actores del sector ha creado barreras que dificultan la colaboración y la negociación de intereses comunes. Esta situación, exacerbada por un enfoque neoliberal que promueve la competencia individual sobre la cooperación colectiva, ha llevado a que cada actor defienda su propio territorio, reduciendo la capacidad del sector para presentar un frente unido frente a los desafíos del mercado y las políticas públicas.

Correa propuso que para superar esta fragmentación es esencial fomentar la asociatividad y fortalecer las organizaciones gremiales que representan a los diversos componentes de la cadena del libro. La creación y consolidación de espacios de diálogo y colaboración, como el Consejo Nacional del Libro, es fundamental para facilitar el intercambio de ideas y la resolución conjunta de problemas.

Además, el ministro destacó la importancia de ver el libro no solo como un producto económico, sino también como un bien cultural y patrimonial. Las políticas relacionadas con el libro deben considerar su valor cultural y social, promoviendo su acceso y circulación en todo el país, y no solo en los grandes centros urbanos. La fragmentación de la cadena del libro ha llevado a que muchas áreas, especialmente las más remotas, tengan un acceso limitado a los libros, lo que agrava las desigualdades culturales y educativas.

Superar la fragmentación del ecosistema del libro es un paso crucial para el desarrollo sostenible de la industria editorial en Colombia. Esto requiere un esfuerzo concertado para fomentar la cooperación y la asociatividad, fortalecer las organizaciones gremiales y crear plataformas de diálogo inclusivas que permitan construir una cadena del libro más cohesiva y funcional.

Definición clara del libro colombiano

Destacó la importancia de establecer una definición clara y consensuada de lo que constituye un "libro colombiano". Esta claridad es esencial no solo para el reconocimiento y promoción de la producción editorial nacional, sino también para asegurar que las políticas y normativas apoyen de manera efectiva al sector.

Correa señaló que, en la actualidad, existe una confusión significativa sobre qué libros pueden considerarse colombianos. Esta confusión permite que muchos libros que se comercializan como colombianos sean, de hecho, impresos en el extranjero. Esta práctica no contribuye al fortalecimiento de la industria editorial local ni al desarrollo económico del país. Por ello, es crucial definir que un libro colombiano debe ser producido, editado e impreso en Colombia, abarcando toda la cadena de valor, desde la creación hasta la distribución.

El ministro propuso que el Consejo Nacional del Libro juegue un papel clave en la elaboración de esta definición. Este consejo debe reunir a todos los actores del sector, desde autores y editores hasta libreros y bibliotecarios, para discutir y establecer criterios que reflejen la diversidad y riqueza de la producción editorial colombiana. Una definición clara permitirá que las políticas públicas sean más precisas y efectivas, incentivando la producción local y promoviendo la literatura colombiana tanto a nivel nacional como internacional.

Además, Correa enfatizó que una definición consensuada ayudará a proteger y valorizar el patrimonio cultural del país. Al asegurar que los libros etiquetados como colombianos realmente lo sean, se contribuirá a la creación de una identidad editorial robusta y reconocida. Esto no solo beneficiará a los productores locales, sino que también fortalecerá el sentido de pertenencia y orgullo cultural entre los lectores colombianos.

Superar la desconfianza entre los actores del sector y lo público

Un tema recurrente en la intervención del ministro Juan David Correa fue la profunda desconfianza que existe entre los actores del sector del libro y las instituciones públicas. Correa subrayó que esta desconfianza ha llevado a una fragmentación y falta de coordinación que dificulta el desarrollo de políticas efectivas y consensuadas.

El ministro explicó que la desconfianza se ha manifestado en la forma en que se han presentado y desarrollado proyectos de ley sin la adecuada consulta y participación de los actores clave del sector. Esta exclusión ha generado una sensación de alienación y descontento, impidiendo la colaboración necesaria para impulsar cambios significativos. Correa cuestionó por qué el borrador de la ley del libro fue presentado sin un consenso previo, lo que refleja una desconexión entre lo público y los gremios del libro.

Para reconstruir la confianza, Correa propuso establecer mecanismos de participación y diálogo constantes y transparentes. Las instituciones públicas, como el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional, deben involucrar activamente a todos los actores del sector en el proceso de toma de decisiones. Esto incluye escuchar sus preocupaciones, incorporar sus sugerencias y trabajar juntos para desarrollar soluciones que respondan a las necesidades reales del sector.

El ministro enfatizó la importancia de la gobernanza participativa a través de instancias como el Consejo Nacional del Libro. Este consejo debe ser un espacio donde las voces de todos los actores sean escuchadas y donde se puedan desarrollar políticas públicas inclusivas y representativas. La participación activa de todos los actores es crucial para asegurar que las políticas desarrolladas sean equitativas y efectivas.

Correa también destacó que la confianza se construye a través de acciones concretas y resultados tangibles. Las promesas y compromisos deben cumplirse, y las instituciones públicas deben demostrar su capacidad para responder a las demandas del sector. La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para mantener y fortalecer esta confianza.

En resumen, superar la desconfianza entre los actores del sector del libro y las instituciones públicas es fundamental para el desarrollo de una política pública efectiva y participativa. Esto requiere la creación de mecanismos de diálogo y participación inclusivos, la transparencia en el proceso de toma de decisiones y el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Solo a través de la colaboración y la confianza mutua se pueden lograr los cambios necesarios para fortalecer el ecosistema del libro en Colombia.

El papel del consejo nacional del libro y la gobernanza participativa

En el foro, el ministro Juan David Correa resaltó la importancia del Consejo Nacional del Libro como una plataforma esencial para la gobernanza participativa en el sector del libro en Colombia. Su tesis central es que este consejo debe ser el núcleo de la toma de decisiones colectivas, proporcionando un espacio donde los diversos actores del ecosistema del libro puedan dialogar, colaborar y diseñar políticas públicas inclusivas y efectivas.

Correa argumentó que el Consejo Nacional del Libro es fundamental para superar la fragmentación del sector y fomentar una cultura de colaboración y cohesión. Este consejo debe facilitar el intercambio de ideas y la resolución de problemas de manera conjunta, abordando los desafíos específicos de cada eslabón de la cadena del libro, desde la creación y producción hasta la distribución y el acceso.

El ministro destacó que la creación de este consejo no es solo un formalismo, sino una necesidad urgente para garantizar que las políticas públicas reflejen las realidades y necesidades del sector del libro. Un consejo activo y bien estructurado puede ayudar a identificar oportunidades y desafíos específicos, así como diseñar estrategias comunes. La participación activa y equitativa de todos los actores, desde grandes editoriales hasta pequeños libreros y autores independientes, es crucial para el éxito de este órgano.

Además, Correa insistió en que el consejo debe ser un órgano dinámico y adaptable, capaz de responder a los cambios y necesidades emergentes del sector. La flexibilidad en su estructura y funcionamiento permitirá que se mantenga relevante y efectivo a lo largo del tiempo. En resumen, el Consejo Nacional del Libro es visto como un pilar fundamental para la gobernanza participativa y la cohesión del sector del libro en Colombia.

La inteligencia artificial y su impacto en la industria del libro

El ministro Juan David Correa dedicó una parte significativa de su intervención a discutir el impacto inminente de la inteligencia artificial (IA) en la industria del libro. Su tesis central es que la IA representa un cambio disruptivo que debe ser abordado de manera proactiva por todos los actores del sector, desde grandes editoriales hasta pequeñas y medianas empresas, para adaptarse a las nuevas realidades del mercado.

Correa enfatizó que la inteligencia artificial no debe ser vista solo como una herramienta para automatizar tareas simples, sino como una fuerza transformadora que puede cambiar radicalmente la producción, distribución y consumo de libros. La IA puede influir en la creación de contenido mediante algoritmos avanzados, personalizar recomendaciones de lectura y mejorar la eficiencia de los procesos editoriales.

El ministro advirtió que la falta de preparación para la integración de la IA podría dejar a la industria del libro rezagada en comparación con otros sectores que ya están aprovechando estas tecnologías. Propuso que el Consejo Nacional del Libro sea el foro adecuado para explorar estrategias que integren la IA de manera beneficiosa para la industria local, facilitando el diálogo entre tecnólogos, editores, autores y otros actores del sector.

Además, Correa mencionó ejemplos internacionales, como la resistencia cultural en Francia frente al neoliberalismo, para ilustrar cómo otros países han enfrentado cambios disruptivos con éxito. Sugirió que Colombia puede aprender de estas experiencias y adaptar sus propias políticas para promover una industria editorial resiliente y competitiva en la era de la inteligencia artificial.

En resumen, la tesis de Correa es que la industria del libro debe prepararse activamente para la integración de la inteligencia artificial, considerando tanto sus potenciales beneficios como sus desafíos. Esto requiere un enfoque estratégico y colaborativo, donde todos los actores del sector participen en la formulación de respuestas adecuadas.

Promoción de la lectura y creación de una cultura literaria

En su discurso, el ministro Juan David Correa destacó la importancia de revitalizar la promoción de la lectura en Colombia y la necesidad de crear una cultura literaria robusta. Su tesis central es que, aunque ha habido esfuerzos significativos en el pasado para fomentar la lectura, en las últimas décadas se ha perdido el impulso, y es crucial recuperarlo para desarrollar una sociedad más culta y consciente.

Correa recordó que en las décadas de 1980 y 1990, y en los primeros años del siglo XXI, hubo un gran entusiasmo por la promoción de la lectura, lo que resultó en programas exitosos y un mayor interés en la literatura. Sin embargo, este entusiasmo ha disminuido, y con él, la visibilidad y el apoyo a los programas de fomento de la lectura. La promoción de la lectura no debe ser vista únicamente como una serie de actividades aisladas, sino como una política integral que involucre a todos los actores del sector cultural y educativo.

El ministro abogó por una política estructurada y sostenida de promoción de la lectura que incluya incentivos y reconocimientos públicos, así como la implementación de programas que lleguen a todas las regiones del país. Sugirió que las bibliotecas públicas y escolares juegan un papel fundamental en este esfuerzo, ya que son los espacios donde se puede cultivar el hábito de la lectura desde una edad temprana. La colaboración entre el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación es esencial para asegurar que los niños y jóvenes tengan acceso a una diversidad de libros y recursos literarios.

Correa también resaltó la importancia de visibilizar los proyectos exitosos de promoción de la lectura y aprender de ellos para replicar sus estrategias en otras áreas. Esto incluye no solo programas gubernamentales, sino también iniciativas comunitarias y privadas que han demostrado ser efectivas. La participación activa de las comunidades locales en estos programas es vital para asegurar que las iniciativas de promoción de la lectura se adapten a las necesidades y contextos específicos de cada región.

En resumen, la tesis de Correa en este punto es que la promoción de la lectura debe ser una prioridad para el desarrollo cultural de Colombia. Esto requiere un enfoque coordinado y sostenido, que involucre a todos los actores relevantes y que se adapte a las diversas realidades del país. Al revitalizar la promoción de la lectura, se puede construir una cultura literaria sólida que contribuya al crecimiento intelectual y social de la nación.

Pueden ver la grabación del evento en las redes de la Cámara Colombiana de la Edición Independiente los siguientes enlaces: