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Equidad y transparencia en el mercado editorial: ideas y reflexiones
Una mirada a la distribución del valor en la cadena del libro: equidad y la solidaridad en la industria editorial.
Equipo de Chibalete Editores
6/30/202412 min leer



[Intro]
En el complejo ecosistema de la cadena del libro, la distribución del valor ha sido un tema de debate recurrente [y, seamos francos, también ha estado rodeado de capas y capas de misterio]. La transparencia en la repartición del precio de los libros, la precarización de ingresos para autores y libreros y la sostenibilidad del negocio editorial son algunos de los puntos críticos que destacan en el artículo Partage de la valeur : la chaine du livre à l'heure des comptes [Compartir el valor: la cadena del libro hace balance] publicado por ActuaLitté y escrito por Hervé Hugueny.
Así pues, vamos por partes. Hugueny analiza las tensiones que existen en la industria editorial francesa, subrayando la necesidad de un enfoque más equitativo en la distribución del valor generado por la venta de libros. La pauperización de los actores del libro, es decir, la situación económica difícil que enfrentan tanto autores como libreros, se ha visto exacerbada por los márgenes comerciales reducidos y el aumento de los costos operativos. Este escenario ha llevado al Sindicato de la Librería Francesa (SLF) a instar a las editoriales y distribuidores a adoptar una actitud más solidaria con los libreros, quienes están en la primera línea de batalla para mantener viva la cultura literaria.
Uno de los aspectos más llamativos que destaca el artículo es el aumento de los costos de producción que enfrentan las editoriales independientes. Este incremento no solo afecta la rentabilidad, sino también la visibilidad de estas editoriales en las librerías, en un mercado, por demás, cada vez más concentrado. Aquí surge el debate sobre la necesidad de aumentar el precio del libro como una posible solución para garantizar una remuneración justa para todos los actores involucrados en la cadena del libro.
Además, la distribución de libros ha sido objeto de crítica por su falta de transparencia y la percepción de que obtiene un beneficio desproporcionado en comparación con otros eslabones de la cadena. Esta opacidad en la distribución no solo genera desconfianza, sino que también fomenta un debate necesario sobre la equidad en la repartición de los ingresos generados por la venta de libros.
En nuestra reflexión sobre estos puntos, es crucial reconocer la importancia de abordar estos desafíos con un enfoque integrador que considere las necesidades y dificultades de todos los involucrados en la cadena del libro. La transformación del sector editorial debe ser guiada por principios de transparencia, solidaridad y equidad, para asegurar no solo la supervivencia de los actores tradicionales, sino también la prosperidad de un ecosistema literario diverso y sostenible.
A lo largo de esta nueva entrada de Sopa de Letras, profundizaremos en estos temas, explorando las posibles soluciones y acciones que se pueden tomar para lograr un equilibrio justo y sostenible en la cadena del libro.
Reflexión sobre la Distribución del Valor en la Cadena del Libro
La discusión sobre la distribución del valor en la cadena del libro presentada en el artículo de Hervé Hugueny para ActuaLitté nos invita a pensar sobre cómo estos mismos problemas se manifiestan en el contexto colombiano. Al comparar la situación en Francia con la de Colombia, surgen varias preguntas cruciales:
1. ¿Cómo se distribuye el precio del libro en Colombia?
En Colombia, la distribución del precio del libro también es un tema complejo. Al igual que en Francia, los autores, editores y libreros colombianos enfrentan desafíos en la repartición de los ingresos. ¿Existe la misma falta de transparencia en nuestra cadena del libro? La realidad es que muchos autores y editores en Colombia también luchan por obtener una parte justa del valor generado por sus obras y catálogos. Las políticas de distribución y la concentración del mercado pueden afectar negativamente la equidad en la repartición del valor.
Pero vamos por partes. En un escenario de distribución tradicional, como editores, tenemos dos alternativas:
Contratar un servicio que se ocupe de todos los acuerdos legales y comerciales con las librerías, así como de la logística de entrega de las novedades que producimos. Estos servicios también se ocupan de realizar un control y seguimiento al inventario distribuido que, en este modelo clásico, se trabaja en la modalidad de consignación. Naturalmente, estos distribuidores realizan un proceso de facturación a las librerías y, en periodos acordados previamente periódicamente [en Colombia varia de dos a tres meses], entregan informes a los editores para que podamos realizar los cobros sobre las ventas.
La otra alternativa en este modelo tradicional es, como editores, encargarse de toda esta gestión comercial, logística y contable.
Cada alternativa, claro está, tiene ventajas y desventajas. En el primer caso, se cede el peso administrativo para concentrarse en el desarrollo del catálogo y otras tantas tareas, pero, eso sí, los costos de este modelo son altos. En el segundo escenario, los costos financieros pueden ser un poco menores, pero la inversión de tiempo requerida para construir, cultivar y hacer seguimiento a una relación comercial con librerías tanto locales, como nacionales [e internacionales], puede ocultar otros costos.
Aquí está el primer punto clave: en Colombia, somos los editores los fijamos el precio de nuestros libros. Y lo hacemos, de entrada, pensando en tres bloques de costos: los costos de desarrollo editorial del libro, los costos asociados a la distribución y los de la librería. Si, por ejemplo, un libro cuesta 100 pesos, cada vez que una librería lo venda, conservará 35 pesos como comisión por la venta, el distribuidor conservará entre 20 a 25 pesos de comisión por la gestión comercial, logística y administrativa y, finalmente, a la editorial retornarán de 40 a 45 pesos.
Difícil si pensamos que, en esos 40 a 45 pesos que retornan a la editorial, se encuentran contenidas cosas como: los honorarios autores e ilustradores, el costo de corrección de estilo, de diagramación de las páginas interiores [y de la cubierta], todos los costos de soporte legal de cada publicación [desde la elaboración de contratos con los autores, hasta los costos del ISBN y de los ejemplares de los libros que deben destinarse para cumplir el depósito legal] y, en este modelo tradicional, está también incluido el costo de la impresión.
El distribuidor, en este escenario, también cubre múltiples costos, desde el transporte hasta el bodegaje, pasando por el relacionamiento puerta a puerta realizado con cada librería para promocionar cada nuevo libro. No es raro que los distribuidores participen en ferias del libro nacionales e internacionales, sumando a todos los anteriores, los costos enormes que tiene participar en estos eventos.
Los libreros, claro está, también tienen costos asociados a los locales [muchas librerías funcionan en locales arrendados], costos de nómina, de gestión del inventario, de pérdidas, etc.
Y no podemos olvidar que, aunque el sector del libro y los actores de la cadena de su producción y circulación cuenten con unos estímulos fiscales pequeños, en todo caso todas estas son compañías pequeñas y medianas que deben tener al día sus obligaciones tributarias.
Pareciera, entonces, que el verdadero ganador parece ser el lector porque, en términos de ganancias financieras, los márgenes de utilidad en el sector siempre han sido pequeños, los costos en cada eslabón de la cadena son altos y el número de compradores (lectores o visitantes a bibliotecas) no se duplicó de un día para otro.
A pesar de lo que digan las estadísticas gremiales sobre el promedio de lectura nacional en los últimos 4 años (para nuestro equipo en Chibalete Editores sigue siendo difícil entender cómo es que el país duplicó los indices de lectura en un plazo tan corto), es importante reconocer que el verdadero valor está en el impacto que tiene la lectura en la vida de las personas. Entender esto nos ayudará a enfocar nuestros esfuerzos en promover la lectura y hacer que más personas disfruten de sus beneficios.
2. ¿Es necesario aumentar el precio del libro en Colombia?
No. No necesariamente. O ¿sí? No... espere. De nuevo, vamos por partes.
El debate sobre si aumentar el precio del libro para asegurar una remuneración justa para todos los actores es relevante también en Colombia. Pero, naturalmente esto tendría un impacto en el acceso a la cultura y la lectura en un país con índices de desigualdad altos: como lo apuntábamos en otra entrada de este blog, el precio de los libros se encuentra entre un 6 a un 15 % del salario mínimo cosa que los pone por fuera de las posibilidades económicas para un porcentaje sustancial de la población del país.
Es así como el equilibrio entre garantizar una remuneración justa y mantener los libros accesibles para el público es un desafío continuo. La inflación y los costos operativos son factores que no pueden ignorarse, pero también es vital considerar el impacto en los lectores y en la democratización del acceso a la cultura.
Aquí es que resulta clave distanciarse de los modelos tradicionales de producción y distribución, o de concebir qué es y qué hace una editorial.
Si existe una forma de hacer más justo el ecosistema del libro para cada uno de sus actores, esta se encuentra en distintos frentes de trabajo en los que la innovación es tema de todos los días.
Y por supuesto hablamos de innovación en al menos tres sentidos: 1. en la manera en nuevas herramientas y tecnologías nos permiten reimaginar los roles tradicionales de producción editorial; 2. En la manera en que la función social de la compañía editorial puede desarrollarse en contextos cada vez más digitales; 3. En la manera en que es necesario entender que, para reconectar con los grandes públicos, es necesario entender con claridad que el libro [en cada una de sus nuevas formas] compite con la televisión por suscripción, las redes sociales y toda otra forma de transmisión de contenidos y entretenimiento al alcance del público.
En esta línea, es importante recordar lo que ya hemos discutido sobre la centralidad de las plataformas en la transformación del papel de los editores. La impresión por demanda, por ejemplo, permite un contacto muy cercano con el público a través de librerías digitales, facilitando una mayor accesibilidad y personalización de las publicaciones. Además, en la era del contenido, es crucial prestar atención al potencial de los formatos transmedia. Aunque algunos pueden pensar que esto fue una moda pasajera de los 90, la realidad es que el transmedia continúa siendo la estructura de múltiples formas exitosas de la cultura popular [del cine a los videojuegos, a las plataformas y los libros].
La innovación, en todas sus formas, es clave para construir un futuro sostenible y equitativo para la cadena del libro en Colombia. Al integrar nuevas tecnologías, plataformas y enfoques, podemos asegurar que la literatura siga siendo una fuente vital de cultura y conocimiento, accesible para todos.
3. ¿Qué papel juegan las editoriales independientes en el mercado colombiano?
Las editoriales independientes en Colombia juegan un papel crucial en la diversidad y riqueza del mercado del libro. Y, al igual que en Francia, estas editoriales enfrentan desafíos significativos, como el aumento de los costos de producción y la concentración del mercado, lo que dificulta su visibilidad y sostenibilidad. Sin embargo, su papel es esencial para la cultura y la literatura del país, y apoyarles es fundamental para mantener un ecosistema literario diverso y vibrante.
Definición y características de las editoriales independientes
Según Editorial Tragaluz, una de las editoriales independientes más destacadas en Colombia, "Se llama editorial independiente a aquella que, como su nombre lo dice, tiene la independencia para tomar decisiones sin responder a los intereses de grandes conglomerados económicos". Esta definición destaca la autonomía de estas editoriales en términos de selección de contenido, enfoque editorial y estrategias de mercado. Las editoriales independientes suelen centrarse en la calidad literaria y en proyectos culturales que pueden no ser rentables a corto plazo, pero que tienen un valor cultural significativo.
Hay otras definiciones sobre qué son y cómo entender a las editoriales independientes:
“Una editorial independiente es una iniciativa de una o más personas que se reúnen para pensar un catálogo que sea, antes que todo, un aporte cultural”.
“Una concepción editorial con un fuerte carácter cultural, la convicción de que la inteligencia y la crítica son indispensables en cualquier sociedad y de que los libros valiosos deben apoyarse por encima de su desempeño en el mercado”.
“Editorial independiente: Acumulación alternativa de capital, recursos humanos y habilidades no-empresariales cuyo propósito es el cuidado o protección de obras de los daños del contexto, mediando la recepción y las lecturas de los textos que publica de manera independiente”.
“El verdadero rasgo de independencia está en la formación del catálogo que no sigue caprichos del mercado”.
"Una editorial es independiente cuando no depende de otra editorial, de un grupo editorial ni cuenta con tamaño suficiente para influir decisivamente en las condiciones del mercado”.
Es difícil elegir entre ellas, pero, supongo que para un proyecto como el nuestro [o como otros proyectos colombianos], podemos encontrarnos en distintos puntos entre esas definiciones.
Desafíos del mercado colombiano
El mercado del libro en Colombia presenta varios desafíos para las editoriales independientes. Entre ellos, el aumento de los costos de producción es uno de los más acuciantes. La inflación y la devaluación de la moneda han encarecido los insumos necesarios para la producción de libros, desde el papel hasta la impresión y la distribución. Además, la concentración del mercado en manos de grandes editoriales y conglomerados limita la visibilidad y el acceso a canales de distribución para las pequeñas editoriales.
Otro desafío significativo es la falta de políticas públicas de apoyo sostenido al sector o, mejor aún, hace falta que el legislativo escuche al sector para, de esta manera, construir una política pública concertada, plural y útil para todos. De otro lado, si bien existen algunos programas de estímulos públicos, estos son a menudo insuficientes y no siempre llegan a las editoriales que más los necesitan. La falta de infraestructura adecuada para la promoción y distribución de libros en regiones apartadas del país también limita el alcance de las editoriales independientes, que muchas veces deben asumir costos adicionales para llegar a estos mercados.
Estrategias para prosperar
A pesar de estos desafíos, las editoriales independientes en Colombia han desarrollado diversas estrategias para prosperar en un mercado competitivo. Una de ellas es la creación de redes de colaboración entre editoriales y la fundación de una nueva agremiación [la Cámara Colombiana de la Edición Independiente]. Estas redes permiten compartir recursos, conocimientos y experiencias, lo que puede reducir costos y aumentar la visibilidad de los títulos publicados. Además, las ferias del libro y los eventos culturales se han convertido en espacios cruciales para que las editoriales independientes muestren su trabajo y conecten con lectores y otros actores del sector.
La innovación en la producción y distribución también ha sido clave. La impresión bajo demanda, por ejemplo, permite a las editoriales como la nuestra reducir los costos de producción y almacenamiento, imprimiendo solo las copias necesarias a medida que se venden. Esto no solo reduce el riesgo financiero, sino que también facilita una mayor personalización y adaptación a las demandas del mercado.
De otro lado, las plataformas digitales han abierto nuevas oportunidades. La venta de libros electrónicos y la presencia en tiendas en línea permiten a estas editoriales llegar a un público más amplio sin las limitaciones físicas de la distribución tradicional. Además, las redes sociales y el marketing digital han permitido construir comunidades de lectores fieles y comprometidos, lo que es fundamental para su sostenibilidad a largo plazo.
Apoyo y Sostenibilidad
El apoyo a las editoriales independientes es crucial para mantener la diversidad y riqueza cultural en el mercado del libro. Los lectores, las instituciones y el gobierno tienen un papel importante en este apoyo. Los lectores pueden contribuir comprando libros de editoriales independientes y participando en eventos culturales. Las instituciones educativas y culturales pueden colaborar con estas editoriales para promover sus publicaciones y organizando actividades conjuntas.
El gobierno, por su parte, debe implementar políticas públicas más robustas y sostenibles para fortalecer al sector. Esto incluye no solo subsidios y estímulos financieros, sino también programas de capacitación, infraestructura para la distribución y promoción, y medidas para proteger y fomentar la diversidad cultural.
4. ¿Cómo podemos fomentar la solidaridad en la cadena del libro en Colombia?
La llamada a la solidaridad en la cadena del libro hecha por el SLF en Francia es un ejemplo que podría inspirar acciones similares en Colombia. ¿Cómo pueden los diferentes actores del sector del libro en Colombia trabajar juntos para enfrentar los desafíos comunes? La colaboración y el apoyo mutuo son esenciales para construir un ecosistema literario más justo y sostenible.
Reflexionar sobre los puntos presentados en el artículo de Hervé Hugueny nos permite entender mejor los desafíos que enfrenta la cadena del libro en Colombia. La transparencia, la equidad, la solidaridad e innovación son principios clave que deben guiar nuestras acciones para asegurar un futuro sostenible y próspero para todos los actores involucrados. Al adaptar estas reflexiones a nuestro contexto, podemos buscar soluciones que fortalezcan la industria del libro en Colombia, promoviendo la cultura y el acceso a la lectura para todos.
Créditos
Este artículo ha sido inspirado por el contenido detallado y las reflexiones presentadas por Hervé Hugueny en su artículo "Partage de la valeur : la chaine du livre à l'heure des comptes," publicado en ActuaLitté. Agradecemos a Hugueny y a ActuaLitté por su valiosa contribución a este debate esencial para la industria editorial.
