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Ya se nota la ausencia de la Cámara Colombiana del Libro en foros cruciales: un análisis

Equipo de Chibalete Editores

7/10/20246 min leer

Encuentros de la industria editorial en Colombia

En las últimas semanas la industria editorial en Colombia ha sido testigo de eventos de mucha relevancia, organizados por diversas entidades como: la Cámara Colombiana de la Edición Independiente, la Asociación de Editoriales Universitarias, la Asociación de Libreros y Librerías, y la Asociación de Editores de Libros Infantiles. Estos encuentros han servido como plataformas esenciales para la discusión de temas críticos y actuales que afectan al sector editorial y han fomentado el intercambio de ideas y estrategias entre los diferentes actores del mercado.

Uno de los temas predominantes en estos foros ha sido la digitalización y sus implicaciones para la industria editorial. Los participantes han debatido sobre las oportunidades y desafíos que presenta la transición hacia formatos digitales, así como las estrategias para mantener la relevancia de los libros impresos. Además, se ha subrayado la importancia de adoptar tecnologías emergentes para mejorar la distribución y el acceso a contenidos editoriales.

Otro punto crucial ha sido la sostenibilidad en la producción editorial. Las discusiones han girado en torno a prácticas y políticas que pueden reducir el impacto ambiental de la industria, desde el uso de materiales reciclables hasta la implementación de procesos de impresión más ecológicos. Los participantes han compartido experiencias y casos de éxito que pueden servir de modelo para otras editoriales.

La diversidad e inclusión también han ocupado un lugar destacado en la agenda de estos encuentros. Se han abordado iniciativas para promover la representación de voces diversas en el contenido editorial y para asegurar que las editoriales reflejen la pluralidad de la sociedad colombiana. Los debates han destacado la necesidad de políticas claras y acciones concretas para avanzar en este ámbito.

En términos de colaboración, estos encuentros han sido un espacio para fortalecer las relaciones entre las diferentes entidades del sector. La creación de redes de apoyo y la cooperación entre editoriales, librerías y asociaciones han sido identificadas como claves para enfrentar los desafíos comunes y aprovechar las oportunidades del mercado.

Estos foros, motivados por el Proyecto de Ley sobre el libro que hace curso en el congreso, han demostrado ser vitales para el desarrollo de la industria editorial en Colombia. Han proporcionado un espacio para la reflexión, el intercambio de ideas y la formulación de estrategias que pueden impulsar el sector hacia un futuro más sostenible, inclusivo y tecnológicamente avanzado, así como, por supuesto, han sido clave para concebir una estrategia sectorial para dar un giro a la formulación de un proyecto de ley que no tiene pies ni cabeza.

La ausencia de la Cámara Colombiana del Libro en estos foros, como lo entiende este equipo editorial es, cuando menos, polémica. Este fenómeno es particularmente alarmante en un momento donde se discute un proyecto de ley en el Congreso que podría tener un impacto significativo en el sector. La falta de representación en estos encuentros plantea varias interrogantes sobre las razones detrás de esta decisión y sus posibles consecuencias.

En nuestra salita de edición, una de las hipótesis más discutidas sugiere que la Cámara Colombiana del Libro ha optado por mantenerse al margen de estos foros por motivos estratégicos. Es posible que su ausencia sea una medida calculada, destinada a observar el desarrollo del debate legislativo desde una perspectiva externa antes de tomar una postura pública. Hay que ser francos: la Cámara Colombiana del Libro representa con total claridad los intereses de las grandes multinacionales y, en esa medida, su silencio es también una postura política. En el ala optimista de nuestro equipo, hay quienes sostienen que esta estrategia podría permitirles evaluar el panorama completo y formular una respuesta más sólida y bien fundamentada.

La otra ala del equipo, tras guardar un silencio prolongado, sostuvo que no hay que confundir optimismo con ingenuidad: habría que ver si el nuevo director de esa institución tiene la fuerza necesaria para considerar el sector en su conjunto. Y no caer en la trampa de terminar formulando sugerencias que beneficien, o terminen de consolidar, la posición de las grandes editoriales multinacionales en el país.

También existe la preocupación de que la falta de participación de la Cámara Colombiana del Libro refleje una ausencia de postura o la carencia de propuestas concretas frente al proyecto de ley. Esta percepción podría debilitar la influencia de la organización en las decisiones políticas que afectan al sector editorial, dejando un vacío.

Las implicaciones de esta ausencia son diversas y profundas. La falta de voz de la Cámara Colombiana del Libro en estos foros podría resultar en la aprobación de medidas legislativas que no consideren adecuadamente las necesidades y desafíos del sector. Esto podría llevar a un entorno regulatorio menos favorable para editores, autores y otros actores de la industria del libro.

Diferentes perspectivas emergen en torno a esta situación. En nuestro equipo hay quienes argumentan que la Cámara debería adoptar una postura más proactiva, participando activamente en los foros para defender los intereses del sector. Otros, en cambio, consideran que la organización está tomando el tiempo necesario para desarrollar una respuesta estratégica y bien articulada. Y los restantes, allá en el fondo de la sala, se preguntan si acaso ese proyecto de ley no salió, justamente, de puño y letra de los susodichos.

La controversia en torno a la ausencia de la Cámara Colombiana del Libro en estos foros cruciales continúa siendo un tema de debate y el tiempo revelará las verdaderas motivaciones y consecuencias de esta decisión.

Implicaciones del Proyecto de Ley en el sector editorial

El proyecto de ley que actualmente se encuentra en discusión en el Congreso de Colombia ha suscitado un intenso debate. Este proyecto abarca una serie de modificaciones regulatorias que, de aprobarse, impactarían significativamente a editores, libreros y otros actores clave de la cadena del libro. Entre los puntos más controvertidos, se destaca la pobreza de las definiciones del proyecto de ley, la ausencia de consideraciones clave en torno a temas fiscales del conjunto del ecosistema y, de manera aguda: la articulación necesaria entre diversas carteras para pensar al libro y al sector.

Justo ahí encontramos una de las observaciones más interesantes en los foros: a la hora de pensar al libro y al sector editorial, es necesario articular al MinCultura, con los planes de lectura, escritura y oralidad [entre otros]; al MinEducación, no se puede dejar de considerar qué se lee y cómo se lee en el aula de clase; y al MinCiencias.

Uno de los aspectos más preocupantes del proyecto de ley es la posibilidad de que aumenten los costos de producción y distribución de libros. Los editores, en particular, han manifestado su inquietud ante la posibilidad de que estas medidas dificulten la comercialización de títulos, especialmente para pequeñas y medianas editoriales que ya operan con márgenes de ganancia reducidos.

Ni qué decir de la idea de que sea el gobierno, o el estado, el que se encargue de poner el precio a los libros.

La falta de participación de la Cámara Colombiana del Libro en los debates públicos ha sido un punto crítico. Su ausencia ha dejado un vacío en la representación de los intereses del sector editorial, lo que podría influir en las decisiones legislativas de manera adversa. La percepción de una comunidad editorial unida y activa es crucial para negociar términos más favorables y asegurar que las políticas implementadas beneficien a todos los actores involucrados.

En nuestra salida de edición hay de todo, pero, eso sí, hay quienes han expresado opiniones diversas sobre el proyecto de ley. Mientras algunos ven oportunidades para modernizar el sector, otros alertan sobre los riesgos de una implementación apresurada y sin consultar a todos los interesados. Esta divergencia de opiniones subraya la necesidad de una participación más inclusiva y reflexiva en el proceso legislativo.

En fin, el proyecto de ley en discusión tiene el potencial de transformar el sector editorial en Colombia, para bien o para mal. La participación activa y concertada de todos los actores, incluida la Cámara Colombiana del Libro, es esencial para asegurar que las decisiones que se tomen sean equitativas y beneficien al sector en su totalidad.

Ojalá aparezcan.